
El consumo espiritual, es decir, consciente, responsable, crítico y solidario no es un lujo, es una necesidad vital. Es importante conocer los principios de la seguridad alimentaria, farmacológica y cosmética. Los riesgos de la comida rápida, rica en grasas. Los peligros de los plaguicidas que se acumulan en nuestro cuerpo, al punto que tenemos más DDT en la sangre que testosterona. Pero la efectividad de los derechos del consumidor no puede lograrse con reclamos individuales, pues los entes de control como las Alcaldías y Superintendencias operan a medias, sin que nadie les exija eficiencia y eficacia. Solo conformando grupos de presión ciudadana es posible obtener la intervención del Estado para que el consumidor no quede inerme frente al abuso de las corporaciones, frustrado por la tramitología burocrática. El marco legal existe, pero no está siendo aplicado plenamente. El Decreto 1441 de 1982 (Estatuto del Consumidor) permite la conformación de Ligas y Asociaciones de Consumidores, a nivel comunal, local, regional y nacional. FUNDECONSUMO, la Fundación para la Defensa del Consumidor, con sede en Cali - Colombia, tiene entre sus objetivos estatutarios promover la creación de tales organizaciones ciudadanas y apoyar las existentes. Los interesados en conocer más sobre las funciones de las ligas de consumidores pueden visitar el sitio web http://fundeconsumo.blogspot.com/
Por último, no es bueno confundir el consumo espiritual, con el consumo de espiritualidad, una tendencia milenaria que pretende completarnos, llenar nuestro supuesto vacío interior, por medio de la acumulación de cosas, así se trate de cosas inmateriales como los pensamientos. A través de la historia diferentes tradiciones religiosas ofrecen paquetes de creencias dogmáticas, rituales y símbolos para garantizar nuestra “salvación”. Hay paquetes cristianos, budistas, hindúes, musulmanes y judaicos. Se confunde el símbolo con lo que el símbolo significa, con la realidad más profunda a la que apunta. El ritual, que es un ejercicio de Presencia, se toma como una rutina con valor en sí misma. Y las creencias dogmáticas se confunden con la fe. Maestros espirituales como Eckhart Tolle y Osho, señalan que el nuevo milenio requiere de una religiosidad sin dogmas, que propicie el ecumenismo. Ya la iglesia católica, durante largo tiempo ajena a este movimiento, tras el concilio Vaticano II (1962), multiplicó los contactos con los no católicos y los no cristianos, siendo el más importante el encuentro auspiciado por el Papa Juan Pablo II, el 27 de Octubre de 1986, en Asís (Italia), de representantes de todas las religiones del mundo.
Véase la presentación "Zorba El Buda" en http://sites.google.com/site/fundeconsumo/consumo-y-espiritualidad
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